El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido un aluvión de críticas dentro y fuera su país por su respuesta a los disturbios que han estallado en multitud de ciudades después de que el ciudadano afroamericano George Floyd muriera asfixiado por la bota de un policía blanco que lo había detenido.
En especial, le acusan de echar gasolina al fuego con las declaraciones que lanza desde su cuenta de Twitter. Yo creo que a estas alturas este comportamiento no debe sorprender. Frente a la opinión más extendida entre sus críticos, tengo muy claro que, aun siendo una persona impulsiva, Trump no es ningún loco: sabe perfectamente lo que hace. Su comportamiento responde a una estrategia que por el momento le está dando buenos resultados.